-Lo siento- Roger soltó la carcajada- Lo dije sin pensar, me
refería a que me encanta tu fuerza, el hecho de haberle dicho a tu hija toda la
verdad y que la has enseñado a ser fuerte y por eso lo tomó tan normal
-Jajaja Rogelio, tus palabras me asustaron mucho- Volvió a
tomar asiento en la banca
-En verdad discúlpame, me perdí
-Bueno no te preocupes, ahora ¿por qué no vamos por un
helado con las niñas?
-Claro, aunque creo que primero hay que encontrarlas- Rió
Roger
-O perseguirlas en los juegos- Aseguró Carla
Y tal como dijo, las niñas empezaron a esquivarlos y ellas a
intentar atraparlas, fue muy divertido, los cuatro se divirtieron bastante.
-Yo quiero helado de chocolate- Dijo Celeste
-Yo de galleta- Expresó Sofía
-Yo de vainilla- Mencionaron Roger y Carla al mismo tiempo,
se miraron y sonrieron
-Bueno niñas ya es hora de irnos- Anunció Roger cuando ya
empezaba a oscurecer
-Papá ¡nooo!- Espetó
Sofía
-Niñas podemos salir otro día no se enojen- Aclaró Carla
-Bien- Aceptaron ambas pequeñas
Roger llevó a Carla y Celeste hasta el departamento donde
vivían, luego se fue a su casa, en todo el camino no dejó de pensar en Carla no
sabía por qué pero no lograba sacarla de su cabeza, sus ojos le habían
encantado.
-No Roger no debes pensar en Carla, ¿Qué te sucede?- Hablaba
solo ya en su cuarto
-¿Por qué piensas en Carla papá?- Preguntó la pequeña hija
de Roger entrometiéndose en sus pensamientos
-¡Sofi! Ay mi vida, cosas de adultos
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